
Para poder distinguir entre piedras preciosas y piedras semipreciosas se utilizan tres factores:
- La escala de dureza de las mismas (lo que garantiza su durabilidad)
- La rareza, escasez o dificultad para encontrarlas en la naturaleza.
- Su belleza y perfección. Cuando hablamos de la belleza y perfección de una piedra, ya sea preciosa o semipreciosa, nos referimos a su color, brillo, transparencia y pureza. Una piedra preciosa pura, sin imperfecciones y con un color radiante, puede tener un valor incluso superior al de un diamante de similares características.
Las tres únicas piedras o gemas consideradas preciosas –además del diamante- por los factores anteriores son el rubí, la esmeralda y el zafiro azul.
Piedras Semipreciosas
Es mucho más fácil conseguir piedras semipreciosas de gran tamaño y pureza (limpias) que piedras preciosas de tales características.
La oscilación de su valor o coste dependerá de las mismas condiciones que influye en el de las piedras preciosas: dureza, rareza, belleza y perfección (pureza, color, brillo y transparencia).
Existen aproximadamente unas 130 especies minerales catalogadas como semipreciosas, además del ámbar, que es una resina vegetal fosilizada.